¿Y a cuenta de qué?

En lo que va de este año 2012, han salido a luz información acerca de los sueldos de algunos funcionarios públicos.  Algunos han salido circunstancialmente, otros más bien descaradamente, lo que es cierto que han demostrado sueldos muy altos respecto a la realidad de Guatemala. ¿Porqué sueldos altos? será para evitar la corrupción, ya que al ganar un buen sueldo no se está tentado a ser corrupto, sin embargo, la realidad ha demostrado todo lo contrario, mientras más se tiene, más se quiere.

Es dificil ver como el Procurador de los Derechos Humanos gana una cantidad de dinero exorbitante paradójicamente en un país donde constantemente se violan los derechos fundamentales de sus habitantes, o ver al Alcalde de Mixco que sin haber demostrado NADA ya que apenas tiene días de estar en la comuna se receta un aumento de sueldo y luego, nuestros estimados diputados hacen su propuesta para la reestructuración de sus sueldos, una legislación nueva (aunque con mucha gente enquistada desde hace años) que tampoco ha demostrado NADA, por supuesto, viendo el derecho de su nariz y no viendo las necesidades del país.  ¿A cuenta de que hacen estas cosas?  ¿Creen que se lo merecen?  Yo entiendo que cada persona  le pone un precio a su trabajo y competencia técnica y profesional, pero estos funcionarios públicos electos popularmente, que se proclaman precisamente para velar por los intereses del país por encima de los propios (así lo gritan en sus campañas) simplemente les importa un comino lo que pase cuando se encuentran sentados en la silla, ya que el poder lo da todo y también en algún momento lo quita.

Hay que recordar que esos sueldos salen de los impuestos del país y que existen prioridades para inversión, porque por muy buen profesional que pueda ser un servidor público debe demostrar a todos los ciudadanos su conciencia social, resultados concretos de su gestión e indicadores de calidad confiables de desempeño y productividad para desquitar el sueldo que recibe.  Quien paga es quien exige en el trabajo y el país debe exigir excelencia en el trabajo y no mediocridades como las actuales.