lunes, 29 de diciembre de 2014

Una mayoría de edad, en pañales.

Arjona dijo "con 18 eres un niño para un trago en algún bar, pero ya eres todo un hombre pa' la guerra y pa' matar", en Guatemala no se necesitaba llegar a 18 años para eso en una guerra interna que duró el doble.  Este 29 de diciembre, los acuerdos de paz cumple la mayoría de edad, pero con limitaciones, acuerdos que hasta ahora no son visibles, no son tangibles.

En 1996 cuando se firmó la "paz firme y duradera", se establecieron 12 acuerdos los cuales el Estado de Guatemala se comprometió a cumplir. Han pasado gobiernos y muchos de esos acuerdos tienen avances mínimos.  Si bien es cierto que han existido avances, pero no los suficientes, sobretodo en los acuerdos de derechos humanos, resarcimiento, identidad y derechos de los pueblos indígenas y la situación agraria.  Desde la perspectiva del ciudadano de a pie, no se ven los avances, los pueblos indígenas siguen en la marginación, existe esa brecha gigantesca y desigual de la distribución de riqueza en este país entre los muy ricos y los muy pobres, aderezado por la ignorancia que les conviene a esos pocos ricos y a esos políticos aprovechados (que son la mayoría).  Sinceramente, a los gobiernos anteriores y al actual, y esos políticos con sed insaciable de poder que estarán abrazándose por ese poder el próximo año en las elecciones ¿realmente les importan que los acuerdos de paz se cumplan?

Hoy que ese niño que nació en 1996 y que llega a cumplir la mayoría de edad, lo veo como ese niño del interior, sin oportunidades, con una infancia sumida en la necesidad de comer lo que puede, pasando por una desnutrición crónica que no deja desarrollarlo adecuadamente, recibiendo una educación deficiente porque el maestro no llega a esa aldea recóndita y porque los planes de estudio no son lo adecuados, teniendo que trabajar aún siendo niño, y que al llegar a ser adolescente su único sueño es luchar por tener alimento para él y su familia, con problemas porque no encuentra empleo, con necesidad porque el desarrollo no llegó a su comunidad, teniendo que migrar a la ciudad para trabajar en lo que sea, recibiendo humillaciones por ser bajito, moreno e indígena, en un ambiente hostil, en un ambiente violento donde se le da gracias a Dios por llegar a casa sano y salvo.  Hoy ese niño cumple mayoría de edad, ya puede sacar DPI, pero no tiene las armas necesarias para desarrollarse como adulto, aún está en pañales.

Dicen que es mejor enseñar al niño que corregir al adulto, pero en este caso, se tendrá que corregir al adulto, aún se está a tiempo, pero hay que empezar ya y es esta sociedad guatemalteca quien debe exigir que así se haga a los gobiernos de turno, empezando por el actual.

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